Australia lucha contra inundaciones de "dimensiones bíblicas"
Sydney/Singapur, (dpa) - En el histórico hotel Fitzroy, en la australiana Rockhampton, el agua subía hoy por los escalones, pero el propietario Tony Higgings estaba preparado. Aunque esta ciudad de la costa este tuviera que ser cerrada debido a las ingentes lluvias, él tiene almadenadas provisiones y sigue sirviendo cerveza.
"En las grandes ciudades, la gente paga sumas astronómicas por un establecimiento cerca del agua", bromeaba con los reporteros. En realidad, su hotel está situado a dos calles del río Fitzroy y es uno de los lugares puestos a disposición de las víctimas de las inundaciones. "Somos una comunidad muy estoica, todos nos ayudamos unos a otros", señaló Higgins.
"Rocky", como sus 75.000 habitantes llaman cariñosamente a la ciudad, fue declarada hoy en estado de alarma. "La situación es grave", advirtió el alcalde, Brad Carter. "La autopista dirección norte aún estaba abierta para quienes quisieran salir de la ciudad, pero el resto de las comunicaciones fueron cerradas. El aeropuerto, la estación de tren y otras carreteras están inundadas. En algunos lugares, el nivel del agua se eleva medio metro.
"Hemos dejado todo en la planta de arriba y ahora estamos en casa de unos amigos, un poco más alejada", cuenta Kevin Martin a los reporteros desde las afueras de Rockhampton. "Tenemos miedo de los saqueadores". En su barrio, el agua llega hasta la cintura. Los vecinos salen a la calle calzados con botas de agua y muchos cargan en cajas sobre la cabeza sus pertenencias más valiosas mientras se alejan de las zonas más inundadas.
En el centro de "Rocky", varios voluntarios reunieron sacos de arena para proteger lo que aún puede protegerse. El río Fitzroy, a su paso por el centro urbano, ya no puede contenerse. El cauce arrastra los restos de los destrozos causados por el agua estas Navidades. Las calles fueron inundándose una tras otra y, según las autoridades, las inundaciones alcanzan el 40 por ciento de la ciudad. Quienes en el hotel Fitzroy hacen una pausa de las tareas de rescate discuten sobre la catástrofe, tratando de averiguar si supera el nivel de las inundaciones de 1918 y 1954.
Y es que la tragedia, que según un político alcanza "dimensiones bíblicas", queda patente a través de las imágenes de televisión tomadas con helicópteros. Allá donde llega la vista hay agua, y en los barrios de algunas ciudades apenas asoman los tejados. Las vacas se refugian en algunas colinas que se recortan en el paisaje, pero muchos ganaderos han perdido cientos de reses.
Una veintena de ciudades del estado de Queensland se encuentran aisladas debido a estas inundaciones que han costado la vida al menos a una persona, una mujer de 41 años cuyo coche fue arrastrado por la corriente. Se busca también a otro hombre que desapareció en su vehículo.
En algunas zonas de Rockhampton y Brisbane el agua remite lentamente. Pero Condamine, al sur de Rockhampton, tuvo que ser completamente desalojada. Su alcalde, Ray Brown, fue el primero en regresar. "Nadie ha muerto, esa era nuestra principal preocupación", dijo. Según afirmó, 50 viviendas quedaron destrozadas en las peores inundaciones desde 1892. También en Emerald, un poco más al oeste, comenzaron las tareas de limpieza. Allí, mil viviendas y 200 comercios estuvieron temporalmente bajo el agua. "Volvemos a tener parcialmente electricidad y la gente empieza poco a poco a quitar las moquetas", dijo el alcalde Peter Maguire.
Las inundaciones han destrozado numerosos cultivos de cereal y plantaciones de algodón. Las autoridades declararon un área de un millón de kilómetros cuadrados como zona de catástrofe. Algunas minas de carbón tuvieron que cerrar y grupos mineros como BHP Billiton y Rio Tinto hablan de un desastre "muy violento". Eso les permite retrasar las entregas pendientes.
"Rocky", como sus 75.000 habitantes llaman cariñosamente a la ciudad, fue declarada hoy en estado de alarma. "La situación es grave", advirtió el alcalde, Brad Carter. "La autopista dirección norte aún estaba abierta para quienes quisieran salir de la ciudad, pero el resto de las comunicaciones fueron cerradas. El aeropuerto, la estación de tren y otras carreteras están inundadas. En algunos lugares, el nivel del agua se eleva medio metro.
"Hemos dejado todo en la planta de arriba y ahora estamos en casa de unos amigos, un poco más alejada", cuenta Kevin Martin a los reporteros desde las afueras de Rockhampton. "Tenemos miedo de los saqueadores". En su barrio, el agua llega hasta la cintura. Los vecinos salen a la calle calzados con botas de agua y muchos cargan en cajas sobre la cabeza sus pertenencias más valiosas mientras se alejan de las zonas más inundadas.
En el centro de "Rocky", varios voluntarios reunieron sacos de arena para proteger lo que aún puede protegerse. El río Fitzroy, a su paso por el centro urbano, ya no puede contenerse. El cauce arrastra los restos de los destrozos causados por el agua estas Navidades. Las calles fueron inundándose una tras otra y, según las autoridades, las inundaciones alcanzan el 40 por ciento de la ciudad. Quienes en el hotel Fitzroy hacen una pausa de las tareas de rescate discuten sobre la catástrofe, tratando de averiguar si supera el nivel de las inundaciones de 1918 y 1954.
Y es que la tragedia, que según un político alcanza "dimensiones bíblicas", queda patente a través de las imágenes de televisión tomadas con helicópteros. Allá donde llega la vista hay agua, y en los barrios de algunas ciudades apenas asoman los tejados. Las vacas se refugian en algunas colinas que se recortan en el paisaje, pero muchos ganaderos han perdido cientos de reses.
Una veintena de ciudades del estado de Queensland se encuentran aisladas debido a estas inundaciones que han costado la vida al menos a una persona, una mujer de 41 años cuyo coche fue arrastrado por la corriente. Se busca también a otro hombre que desapareció en su vehículo.
En algunas zonas de Rockhampton y Brisbane el agua remite lentamente. Pero Condamine, al sur de Rockhampton, tuvo que ser completamente desalojada. Su alcalde, Ray Brown, fue el primero en regresar. "Nadie ha muerto, esa era nuestra principal preocupación", dijo. Según afirmó, 50 viviendas quedaron destrozadas en las peores inundaciones desde 1892. También en Emerald, un poco más al oeste, comenzaron las tareas de limpieza. Allí, mil viviendas y 200 comercios estuvieron temporalmente bajo el agua. "Volvemos a tener parcialmente electricidad y la gente empieza poco a poco a quitar las moquetas", dijo el alcalde Peter Maguire.
Las inundaciones han destrozado numerosos cultivos de cereal y plantaciones de algodón. Las autoridades declararon un área de un millón de kilómetros cuadrados como zona de catástrofe. Algunas minas de carbón tuvieron que cerrar y grupos mineros como BHP Billiton y Rio Tinto hablan de un desastre "muy violento". Eso les permite retrasar las entregas pendientes.
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