La tormenta tropical Agatha ha cambiado el rostro de Guatemala en apenas dos días. Miles de infraviviendas destruidas, destrozos en las infraestructuras del país y, sobre todo, los muertos. De las 179 víctimas mortales que las lluvias y los vientos huracanados han dejado en Centroamérica, 152 eran guatemaltecos.
El presidente Álvaro Colom calificó ayer la situación en Guatemala como una "tragedia humana, social y económica", y llamó a la solidaridad nacional para iniciar la etapa de reconstrucción.
Antes habrá que reconstruir la moral del país. Los guatemaltecos ni siquiera se habían repuesto del susto que causó el pasado jueves la violenta erupción del volcán Pacaya, situado a 50 kilómetros al sur de la capital, cuando Agatha se abatió sobre su territorio.
La tormenta también ha dejado muertos en otros países. En Honduras, 17, y en ElSalvador, una decena y dos desaparecidos, según datos provisionales.
Sólo en Guatemala, los damnificados se elevan ya a 42.286, según datos de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres de Guatemala (Conred). En total, 124.835 personas han tenido que ser evacuadas y 64.383 están refugiadas en albergues. Más de 20.000 viviendas han resultado dañadas por el fenómeno natural.
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